El suelo de mi habitación es como un tapiz de agua, las hojas del nenúfar se hacen puente en este caminar sobre la credencial mojada. Las carpas se muestran inquietas bajo la envolvente silueta de esta funambulista de los lagos, alumbra el sol de lado y esta sombra que proyecta sonrojada, me compensa un equilibrio improvisado.
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