Tengo una puerta de entrada hacia una calle del mundo en el pasillo de mi casa, nunca sé con que tropezaré, es versátil y voluble por segundos, a veces me resisto a entrar, pero sucumbo, hoy la he visitado en disparejos lapsos y doy fe que no tiene desperdicio, pero si sobrante. Saldré un poco a no tomar el aire en mi salón.
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