Me tomo la licencia de enfermar un sábado y de guardar cama, las frazadas se hacen casa y el reloj difiere. Hoy no hay prisa ni lugar que aguarde tiempo, así, me duermo y amanezco tantas veces, que establezco el censo de mi día en el dosel y el silencio.
a mí me encanta tomarme la licencia de enfermar un viernes. Éso si es una buena licencia que por ahora podemos permitirnos
ResponderEliminarun saludo