Hoy enjuagaré mi cara con el sol expiando esta piel adormecida, dejaré que la brisa de este núcleo no me embeba y me alimentaré de verbo por si a caso. Abriré mis párpados de girasol que esperan y arrullaré con esta médula la primera luz del día, dispersando lentejuelas del armario y es que aquí me visto y me desvisto, mirando al norte, bajo la atenta mirada de este espectador fugaz que me custodia.
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