Amanece norte y el café se funde con la taza, es una escritura de mi mano, y esta, de mi extremidad derecha. Al presente me figuro un desayuno de domingo y es que no es un domingo cualquiera, es un domingo cualquiera, por eso decididamente me atavío de gestualidad risueña, ya no me dedico a las operaciones con cruz, me regocijo en la recopilación y en el asueto. Nunca antes tuve un pergamino tan dispuesto.
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